¿Los tics son una ventaja para jugar al golf?

Me gusta ver jugar al golf en la TV. Mi impresión es que la frecuencia de individuos con tics dentro de los 100 mejores jugadores del mundo de golf es más alta que en la población general.  Probablemente esto también ocurre en otros deportes que requieren un alto grado de coordinación. No creo que sea una casualidad, y mi opinión es que esto se debe a que los individuos que sufren tics, son más hábiles y tienen mayor facilidad para estas actividades deportivas.  Probablemente esto también ocurre con otras habilidades como puede ser el canto. Los autores de un artículo reciente en “Annals of Neurology” observaron que el 35% de los muchachos cantores en un coro famoso tenían tics (1). Los autores especulan sobre la posibilidad de que los individuos con tics tengan una mayor capacidad para el movimiento y la coordinación; la otra posibilidad es que la repetición de los mismos gestos induzca o favorezca la aparición de los tics.

Los tics se definen como movimientos estereotipados, bruscos, recurrentes y sin finalidad. Pueden ser simples, como es el parpadeo excesivo, los movimientos de boca, cuello o de hombros, y en ocasiones un ruido como el “esnifeo”, o un ruido gutural, una vocalización o una tos. A veces son complejos con varios movimientos simultáneos y en ocasiones con lenguaje asociado. Cuando este lenguaje tiene un grado de obscenidad se denomina coprolalia. Creo que la mayoría de personas pueden reconocer los tics, aunque algunas veces hay problemas de diferenciarlos con otros movimientos anormales.

Los tics pueden ser transitorios en la infancia, pero generalmente son crónicos. Los tics múltiples y crónicos son el síntoma principal de la  “enfermedad” denominada “Gilles de la Tourette”, nombre del médico francés que describió este trastorno. Generalmente los tics de Tourette aparecen en la infancia (hacia los 6-8 años), aumentan durante la adolescencia y juventud, con exacerbaciones y remisiones y disminuye después de los 40 años.

Esta supuesta enfermedad es más frecuente en varones y tiene una alta heredabilidad. Las mujeres de estas familias tienen con mayor frecuencia Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) y los varones los tics. Sin embargo, los estudios genéticos no han sido capaces de descubrir un gen o varios genes responsables en estas familias, y solo se observan alteraciones menores de dudosa patogenicidad. Esta dificultad en encontrar mutaciones en genes patógenos en familias con herencia aparentemente autosómica dominante ocurre también en otros trastornos del sistema nervioso central que podemos llamar “funcionales”, es decir, sin anomalías estructurales claras en los estudios patológicos, por ejemplo el temblor esencial, las piernas inquietas, determinadas epilepsias o en el trastorno por ansiedad.  Probablemente algún mecanismo genético no conocido en este momento, nos explicará en el futuro la herencia en estos trastornos.

Algunos tics producen un trastorno social, ya que los chicos pueden gritar en el aula, o en otros lugares que requieren silencio, como una Iglesia, con el consiguiente trastorno que ello supone. Pero en  la mayoría de personas con tics, estos movimientos no suponen ninguna alteración ni funcional ni social. La madre del niño con tics es siempre la más sensible y le recrimina con frecuencia los movimientos y le espeta que se quede quieto. Es cierto que tiene mayor tendencia a asociarse con el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) y con Trastorno con Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), pero muchos individuos con tics son brillantes estudiantes, y basta recordar a políticos con prestigio y eficaces que tenían tics y promulgaron leyes importantes en la Transición.

Tengo la impresión de que hay un continuum entre los individuos que pueden estar muy quietos sin moverse durante mucho tiempo y los que requieren moverse. Al final de este espectro estarían los individuos con tics. Los individuos “más movidos”, son probablemente más hábiles para algunos deportes. Esta “inquietud motora” puede ser un inconveniente para mantener la atención o para tenerlo de vecino en un concierto, pero los hace más hábiles para el movimiento y en general son buenos deportistas. Creo que este es el motivo del número alto de golfistas de primer nivel que sufren tics y no el hecho de que el swing repetido durante años de forma intensiva induzca los tics.

Referencias:

  1. Tunc S, Münchau A, Boys in a famous choir: Singing and ticcing. Ann Neurol 2017;82:1029–1031

José Félix Martí Massó
Catedrático Emérito de Neurología de la Universidad del País Vasco/ Euskal Herriko Unibertsitatea. Premio Euskadi de Investigación 2014. Académico de Jakiunde.

Utzi erantzuna

Zure e-posta helbidea ez da argitaratuko. Beharrezko eremuak * markatuta daude

Jakiunde / Zientzia, Arte eta Letren Akademia
Miramar Jauregia Miraconcha 48
Donostia-San Sebastián
Gipuzkoa - Spain
T. (+34) 943 225 773
akademia@jakiunde.eus

© Jakiunde. Todos los derechos reservados
Aviso Legal · Cookies