ERRONKAK. Víctimas adultas de abuso sexual en la infancia: ¿Por qué las víctimas lo relatan ahora (en la vida adulta)?

ERRONKAK. Víctimas adultas de abuso sexual en la infancia: ¿Por qué las víctimas lo relatan ahora (en la vida adulta)?

3 de abril, STM-San Telmo Museoa, Donostia, 19:00h.

Conferencia del académico de Jakiunde Enrique Echeburúa, Catedrático de Psicología Clínica, UPV/EHU, Premio Euskadi de Investigación 2017 en el área de las Ciencias Sociales y Humanidades.

Solo un 2% de los casos de abuso sexual de menores se conocen al tiempo en que ocurren. En España solo se denuncian entre el 10% y el 15% de los abusos sexuales ocurridos.

Los dos pilares en que se sustenta el secretismo son la familia o el prestigio social del abusador. La revelación es más probable cuando el abuso ha sido prolongado y ha revestido gravedad.

Denunciar lo ocurrido es poner en marcha una maquinaria tan terrible para el menor (victimización secundaria) que es más sencillo el silencio.

Hay personas que necesitan el paso del tiempo para denunciar su trauma. Al margen de los plazos legales, el dolor no prescribe. Los tiempos psicológicos no coinciden con los tiempos judiciales. Hay personas que reprimen su memoria durante años para hacer soportable la vida, ser capaces de amar, tener hijos, concentrarse en un trabajo. De pronto, cuando el esfuerzo que les exige la vida se relaja, ven un día en TV algo que les recuerda el suceso traumático ocurrido o han sabido de otras personas a las que les ha pasado lo mismo, a partir de ahí el dique que contiene esa parte de la biografía censurada comienza a agrietarse. El dolor es terco.

Por ello, muchas denuncias se producen tiempo después cuando la víctima experimenta cambios cruciales en la vida (ser madres, tener una nueva pareja, etc.).

Además, en el momento de los hechos, hay personas que temen no ser creídas, que se sienten culpables o avergonzadas de lo ocurrido y que temen las represalias más o menos sutiles del abusador. Además, algunas personas pueden sentirse responsables de generar un conflicto familiar con su revelación o intuir que los jueces no van a dar crédito a lo que cuentan.

Cuando el menor lo relata o lo denuncia, la familia puede darle la espalda, no creerle o marginarlo como una muñeca rota: “ni los jueces ni la sociedad nos creen”.

Fichiers:
Articulo__Que_lleva_a_un_sacerdote_a_convertirse_en_abusador_sexual_01.pdf
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